miércoles, 14 de septiembre de 2011

El argumento de otro lector es el siguiente: Rangel está diciendo. “Yo conozco a ambos lados, y bien”. Muy bien. Sostengo lazos con ambos sectores. Con Gobierno. Con oposición.


Y cómo lo dijo.
De modo que el contenido de los correos enviados ayer por nuestros lectores es el objeto de este seguimiento.

Dice un lector. Rangel sabe que  Hugo Chávez no entrará en el juego electoral.

Dice otro: en consecuencia, Rangel se propone como líder de la transición. Y se escuda en lo que supuestamente está calculando la MUD bajo el peor escenario.

Pero no es la MUD. Ni es Eduardo Fernández. Ni es Diego Arria. Ni siquiera Ramón Guillermo Aveledo. Es él. Rangel.

El argumento de otro lector es el siguiente: Rangel está diciendo. “Yo conozco a ambos lados, y bien”. Muy bien. Sostengo lazos con ambos sectores. Con Gobierno. Con oposición. Nunca he roto esos lazos. Y éste   no es juego de activistas, sino de “veteranos”. Experimentados políticos como Rangel. Con más de medio siglo en la política. Con la aureola, por demás, de defensor de los derechos humanos, tema que en caso del “desenlace” que él mismo asomó el domingo en su programa en Televen, va a ponerse otra vez en el tapete. Por ello advirtió del lobo que no se coma al lobo.

Hay otro lector que apunta que Rangel además se siente seguro de que ambos lados van a tener que contar con él. Ya en 1999, con la llegada al poder de Chávez, algunos adecos comprobaron que es hombre de palabra. Inclusive Irene Sáez, que de candidata pasó a gobernadora de Nueva Esparta y obtuvo una cuota en el Tribunal Supremo.  Inclusive los de Proyecto Venezuela y Salas Romer rasguñaron una cuota en el Tribunal Supremo

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